La naturaleza convierte en magia
muchos momentos de la inspiración humana.
Algunas tribus célticas ocuparon
el bosque de Scissy en los alrededores del monte Saint-Michel y se acercaban a
él para entregarse a sus cultos druídicos. Según el abad Gil Deric, historiador
bretón del siglo XVIII, el peñasco fue dedicado como monte o tumba de
Belenus, el dios galo del sol. En estos tiempos ya existía un gran megalito y
los galos emplazaron un cementerio a su alrededor. (Fuente: Wikipedia).
Le Mont Saint-Michel es una de
las abadías más curiosas de Europa, especialmente por su característico enclave
y uno de los lugares más visitados y fotografiados de Francia. Situado sobre un
promontorio rocoso en una isla mareal del estuario del río Couesnon, debe su
nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel Saint-Michel.
Todas las imágenes que presento
fueron realizadas el mismo día, con dos cámaras distintas, la incombustible Canon
EOS 450D y su teleobjetivo Ultrasonic de 350 mms y la juguetona Panasonic Lumix
cuyo gran angular y manejo son una auténtica delicia.
Mi visión fotográfica ha querido
huir de los tópicos turísticos y se acercado más al registro de momentos clave
donde amplitud, luz, formas, color, texturas y perspectivas, irradiaban
diferentes ambientes de contrastes, rozando a veces la fantasía espiritual, la
oscuridad gótica, la dinámica nocturna futurista o los paisajes extraterrestres.
Photos by Karl Flaqué Monllonch
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Mont Saint Michel, 2010