El cielo es un lugar indefinido, a pesar de estar siempre visible; siente y piensa, inspira e influye, sus múltiples cambios lo convierten en un eterno viajero del tiempo y del espacio. Nunca permanece estable, quieto a pesar de estar ahí, suspendido sobre nuestros cuerpos como una gigantesca amenaza fuera a engullirnos. Se enfurece, entristece, llora, nos ofrece alegría, inmensidad, respuestas, preguntas... el cielo es esa parte desconocida donde se resuelven los enigmas.
Esta serie forma parte de una colección siempre en curso, donde se van añadiendo nuevos espacios que a lo largo de mi trayectoria voy sintiendo a través de mi cámara y alma. Son instantes fijos de una inmensidad espacial y luminosa que nunca tiene fin y jamás permanece igual.
Fotos y texto: Karl Flaqué Monllonch