En todos los
lugares, en cualquier momento, las luces y las sombras dominan nuestras
vidas. Enfrentarse a la luz mediante el movimiento es un juego perverso
sin final, un acto de irracionalidad a través de lo racional y emotivo que te
conduce a un cosmos inexistente pero cotidiano. Nuestros ojos no captan esta
danza de luz, sombra y color, espejismos tejidos desde la parte no visible de
los sentidos. Cada imagen es exclusiva, resultado de un momento irrepetible,
que desata una eclosión de dimensiones de rangos muy diferenciales. Mientras
caminas imaginas, creas en fracción de segundo y congelas tras un instante de
movimientos y realidades impactantes. La fotografía permite una experimentación
infinita, una vía que empieza en la cabeza y nunca termina en alguna parte.
Photos Karl Flaqué Monllonch
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november 2015